6 nov 2011

Cómo mirar a la luna


"Leer libros en la juventud es como mirar la luna por una rendija; leer libros en la edad madura es como mirar a la luna desde el patio, y leer libros en la ancianidad es como mirar la luna desde una terraza abierta." (Chan Chao: Dulces sombras soñadas)

Hace poco leí esta cita y aunque creo que aún me encuentro en la juventud y sigo leyendo los libros con asombro y por la rendija de la que aquí se habla; estoy de acuerdo con que los años como lectora anticipan lo que será mi futuro, cuando pueda mirar a la luna desde la terraza.

Pero estas palabras me hacen reflexionar sobre cómo mostramos los libros a los jóvenes en las aulas y en la sociedad. Pretendemos hacerles mirar a la luna abiertamente, sin antes haber pasado por la intuición, la sorpresa, la diversión…Se les obliga a leer obras para ancianos, olvidando que no han leído libros cuando eran niños. Sería mejor enseñarles a descubrir que la luna aún está lejana para ellos, igual que un adulto que empiece a mostrar interés por los libros, debería empezar por aquellos que creo, son cercanos a todos: los que tienen que ver con la infancia, no sólo por los niñ@s que un día fuimos, sino por los que nos siguen rodeando.

El libro para la entrada de hoy es: "El pequeño Nicolás"

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